Sur Leibniz

Cours Vincennes - St Denis
Cours du 20/05/1980
Ernesto Hernández B, ehb_cali@yahoo.com

Quisiera terminar estas sesiones sobre Leibniz planteando un problema que ahora he querido abordar. Vuelvo pues sobre esta cuestión, que planteé desde el comienzo, a saber ?qué quiere decir esta imagen, que el buen sentido frecuentemente se hace de la filosofía, qué es esta imagen que el buen sentido se hace a veces de la filosofía, como una especie de discusión donde fundamentalmente los filósofos no están de acuerdo? Una especie de atmósfera filosófica donde la gente disputa, se baten entre sí, mientras que en la ciencia al menos se sabe de que se habla. Se nos dice también que los filósofos o dicen todos la misma cosa, están todos de acuerdo, o dicen cosas opuestas. A propósito de Leibniz, quisiera tomar ejemplos muy precisos. ?qué quiere decir que dos filósofos no están de acuerdo? La polémica es algo así como un cierto estado de cosas que atraviesa ciertas disciplinas; yo no encuentro que haya más polémica en filosofía de la que hay en ciencia o de la que hay en arte. ?Qué es un filósofo que crítica a otro filósofo? ?Qué es esta función de la crítica? Leibniz nos suministra este ejemplo: ?qué quiere decir la oposición de Kant y de Leibniz, una vez dicho que ha sido una oposición en la historia de la filosofía? ?Qué quiere decir que Kant se ponga a criticar a Leibniz?

Quisiera numerar lo que les voy a decir. Una primera tarea: localizar las oposiciones. Hay dos oposiciones fundamentales desde el punto de vista del conocimiento. Funcionan como la tesis y la antítesis. Cuando se llega a extraer grandes oposiciones filosóficas, a nivel de los conceptos empleados por tales o cuales filósofos, es necesario también evaluar sus relaciones en estas oposiciones. Ellas no se anulan. Puede que haya una más profunda que la otra, una más decisiva. Si usted fracasa en su organización de las oposiciones, creo que, en ese caso, usted no ha sido capaz de comprender lo que está en cuestión en la polémica.
Primera oposición entre Leibniz y Kant, desde el punto de vista del conocimiento. Hago hablar a Leibniz. Proposición leibniciana: todas las proposiciones son analíticas, y el conocimiento solo puede proceder por oposiciones analíticas. Ustedes recuerdan que se llamaba proposición analítica a una proposición tal que uno de los dos términos de la proposición está contenido en el concepto de la otra. Es una formula filosófica. Podemos presentir que no vale la pena discutir a éste nivel. ?Por qué? Porque hay ahí algo implicado, a saber, que hay un cierto modelo del conocimiento. Lo que está presupuesto, pero en las ciencias también hay presupuestos, lo presupuesto es una cierta idea del conocimiento, a saber conocer es descubrir lo que está incluso en el concepto. Es una definición del conocimiento. Estamos contentos de tener una definición del conocimiento, pero ?por qué eso más que otra cosa?

Del otro lado, Kant surge y dice: hay proposiciones sintéticas. Vean lo que es una proposición sintética, es una proposición donde uno de los términos no está contenido en el concepto del otro. ?Es un grito, es una proposición? Contra Leibniz, Kant dice no; dice que hay proposiciones sintéticas y solo se conoce por proposiciones sintéticas. La oposición parece perfecta. Entonces, se me vienen mil preguntas. ?Qué quiere decir discutir, discutir sobre quién tiene razón, quién tiene razón sobre qué? ?Eso es probable, está en el dominio de las proposiciones decidibles? Digo justamente que la definición kantiana debe interesarles porque, si ustedes profundizan, implica también una cierta concepción del conocimiento, y encontramos que esa concepción del conocimiento es muy diferente de la de Leibniz. Cuando se dice que el conocimiento procede solo por proposiciones sintéticas, es decir proposiciones tales que uno de los términos no está contenido en el concepto del otro, entonces hay síntesis entre dos términos. Alguien que dice eso ya no puede hacerse, del conocimiento, la concepción leibniciana.

Él nos dirá al contrario que conocer no es descubrir lo que esta incluso en un concepto, conocer es necesariamente salir de un concepto para afirmar otra cosa. Se llama síntesis al acto por el cual se sale de un concepto para atribuirlo, o afirmar en él otra cosa. En otros términos, conocer siempre es desbordar el concepto. Conocer es ir más allá. ?Comprenden lo que se está jugando? En la primera concepción, conocer es tener un concepto y descubrir lo que está contenido en el concepto. Yo diría, en este caso, del conocimiento que está modelado sobre un modelo particular que es el de la pasión o la percepción. Conocer finalmente es percibir algo, conocer es aprehender, es un modelo pasivo del conocimiento, aún si muchas actividades dependen de él.

En el otro caso, al contrario, es salir del concepto para afirmar otra cosa, es un modelo de conocimiento-acto.
Vuelvo a mis dos proposiciones. Supongamos que somos como árbitros. Uno se encuentra frente a dos proposiciones, y se dice: ?yo, qué elijo? Primero cuando yo decía: ?es decidible? ?Qué quiere decir eso? Puede querer decir que es un asunto de hecho. ?Hay que encontrar los hechos que dan la razón a uno o a otro? Evidentemente no se trata de eso. Las proposiciones filosóficas, de cierta manera, no son justiciables de verificación de hechos. Es por eso que la filosofía siempre ha distinguido dos tipos de cuestiones, y Kant sobre todo retomará esta distinción.
Esta distinción era formulada en latín: quid facti, que es de hecho, y quid juris, que es de derecho. Y si la filosofía tiene algo que hacer con el derecho, es precisamente porque ella plantea cuestiones que son llamadas de derecho. ?Qué quiere decir que mis dos proposiciones antinómicas, la de Leibniz y la de Kant, no son justiciables de una respuesta de hecho? Quiere decir que de hecho, no hay problema porque encontramos todo el tiempo fenómenos que son fenómenos de síntesis. En efecto, paso mi tiempo, en mis juicios más simples, operando síntesis. Digo por ejemplo que esta línea recta es blanca.
Es evidente que afirmo de una línea recta algo que no está contenido en el concepto de línea recta. Porque toda línea recta no es blanca. Que esa línea recta sea blanca es evidentemente un encuentro en la experiencia; yo no puedo decirlo de antemano. Entonces encuentro en la experiencia líneas rectas que son blancas. Es una síntesis, una tal síntesis se la llamará a posteriori, es decir dada en la experiencia. Entonces hay síntesis de hecho, pero eso no resuelve el problema. ?Por qué? Por una razón muy simple, y es que "esta línea recta es blanca" no constituye un conocimiento. Es un protocolo de experiencia. El conocimiento es algo distinto a trazar protocolos de experiencia.

?Cuando se conoce? Se conoce cuando una proposición se reclama de un derecho. ?Qué es lo que define el derecho de una proposición? Lo universal y lo necesario. Cuando digo que la línea recta es el más corto camino de un punto a otro, tengo una proposición de derecho. ?Por qué? Porque no tengo necesidad de medir cada línea recta para saber que, si es recta, es el más corto camino. Toda línea recta, de entrada, a priori, es decir independientemente de la experiencia, es el más corto camino de un punto a otro, sino no sería una línea recta. Entonces yo diría que la proposición la línea recta es el más corto camino, constituye una proposición de conocimiento. Yo no espero la experiencia para reconocer que una línea recta es el más corto camino, al contrario, determino la experiencia, puesto que el más corto camino de un punto a otro es mi manera de trazar una línea recta en la experiencia. Toda línea recta es necesariamente el más corto camino de un punto a otro. Es una proposición de conocimiento y no de protocolo. Tomemos esta proposición, es una proposición a priori. Ahora podemos plantear, por fin, la cuestión del reparto entre Leibniz y Kant, a saber ?es una proposición analítica o es una proposición sintética?

Kant dice algo muy simple: necesariamente es una proposición sintética a priori, ?por qué? Porque cuando usted dice que la línea recta es el más corto camino de un punto a otro, usted sale del concepto de línea recta. ?En "línea recta" no está contenido ser el más corto camino de un punto a otro? Es obvio que Leibniz diría que esta contenido en "línea recta". Kant dice no, el concepto de línea recta, según la definición euclidiana, es: línea ex aequo en todos sus puntos. De esta definición no se puede sacar "el más corto camino de un punto a otro". Es necesario que ustedes salgan del concepto para afirmar otra cosa. No estamos convencidos. ?Por qué Kant dice esto? Kant respondería, supongo, que el más corto camino de un punto a otro, es un concepto que implica una comparación, la comparación de la línea más corta con las líneas que son, o bien líneas quebradas o bien curvilíneas, es decir las curvas. Yo no puedo decir que la línea recta es el más corto camino de un punto a otro sin sub-entender una comparación, una relación de la línea recta con las líneas curvas. Eso le basta a Kant para decir que hay ahí una síntesis; usted está forzado a salir del concepto de línea recta para alcanzar el concepto de línea curva, y es en la relación de las líneas rectas con las líneas curvas que usted dice la línea recta es el más corto camino de un punto a otro... es una síntesis, entonces el conocimiento es una operación sintética.

?Leibniz estaría incomodo por esto? No, él diría que evidentemente es necesario que usted tenga en el espíritu el concepto de línea curva cuando usted dice que la línea recta es el más corto camino de un punto a otro, pero Leibniz es el creador de un cálculo diferencial por el cual la línea recta será considerada como el límite de las curvas. Hay un proceso al límite. De ahí el tema de Leibniz: es una relación analítica, simplemente es un análisis infinito. La línea recta es el límite de la curva, tanto como el reposo es el límite del movimiento. ?Avanzamos? O bien, entonces, no podemos trazarla, o bien, entonces, ellos dicen lo mismo. ?Qué sería que ellos dijeran lo mismo? Eso querría decir que lo que Leibniz llama análisis infinito es la misma cosa que lo que Kant llama síntesis finita. Entonces es solo una cuestión de palabras. En esta perspectiva, en ese estadio, se diría que ellos están de acuerdo en establecer una diferencia de naturaleza. La una entre el análisis finito y el análisis infinito, la otra entre el análisis y la síntesis. Volvemos a lo mismo, lo que Leibniz llama análisis infinito, Kant lo llamará síntesis finita.

Ven ustedes la idea del buen sentido según la cual, a la vez, una disputa filosófica es inextricable puesto que no se puede decidir quien tiene la razón, y al mismo tiempo no tiene ninguna importancia saber quien tiene la razón pues todos dicen la misma cosa. Mas aún el buen sentido puede concluir: la única buena filosofía es la mía. Situación trágica. Porque si el buen sentido realiza las metas de la filosofía, mejor de lo que la filosofía misma lo hace, no hay razón para fatigarse haciendo filosofía. ?Entonces?
Busquemos una especie de bifurcación pues está primera gran oposición entre Leibniz y Kant, que ahora nos parece evidente, de hecho ?no va más allá, hacia una oposición más profunda? Y si no vemos la oposición más profunda no podemos comprender nada. ?Cuál sería está segunda oposición más profunda?

Hemos visto que hay una gran proposición leibniciana, bajo el nombre de principio de los indiscernibles, a saber que toda diferencia, en última instancia, es conceptual. Toda diferencia está en el concepto. Si dos cosas difieren, no pueden simplemente diferir por el número, por la figura, por el movimiento, es necesario que su concepto no sea el mismo. Toda diferencia es conceptual. Veamos en qué está proposición es verdaderamente el presupuesto de la proposición precedente de Leibniz. Si él tiene razón en éste punto, si toda diferencia es conceptual, es evidente que se conoce analizando los conceptos, puesto que conocer es conocer por diferencias. Entonces si toda diferencia, en última instancia, es conceptual, el análisis del concepto es el que nos hace conocer la diferencia, y por tanto quien, simplemente, nos hace conocer. Se ve entonces la tarea matemática tan activa a la que Leibniz se ve arrastrado por todo esto, y esta tarea consiste en mostrar que las diferencias entre las figuras, las diferencias de números, remiten a las diferencias en los conceptos.
Bueno, ?cuál es la proposición de Kant opuesta a la segunda proposición leibniciana? También aquí se trata de algo muy raro. Kant tiene una proposición muy curiosa: si usted mira bien el mundo que se le presenta, vera que está compuesto de dos tipos de determinaciones irreductibles: usted tiene las determinaciones conceptuales que siempre corresponden a lo que es una cosa, puedo decir que un concepto es la representación de lo que es la cosa. Usted tiene esas determinaciones, por ejemplo el león es un animal rugiente; esa es una determinación conceptual. Y después ve usted otro tipo de determinación. Kant lanza su gran asunto: dice que se trata de las determinaciones ya no conceptuales sino de las determinaciones espacio-temporales. ?Qué son las determinaciones espacio-temporales? Es el hecho de que la cosa esté aquí y ahora, que esté a la derecha o a la izquierda, que ocupe de tal o cual manera un espacio, que describa un espacio, que dure un cierto tiempo. Y bien, por lejos que usted lleve el análisis de los conceptos, nunca alcanzará el dominio de las determinaciones espacio-temporales analizando los conceptos. Puede llevar su análisis de los conceptos al infinito, usted no encontrará nunca una determinación en el concepto que de cuenta de esto: que esta cosa está a la derecha o a la izquierda.

?Qué quiere decir eso? Él toma ejemplos a primera vista muy convincentes. Consideren dos manos. Cada uno de ustedes sabe que las dos manos no tienen exactamente los mismos trazos, ni la misma distribución de poros. De hecho, no hay dos manos idénticas. Y este es un punto para Leibniz: si hay dos cosas es necesario que difieran en el concepto, es su principio de los indiscernibles.
Kant dice que de hecho es posible, pero no tiene ninguna importancia. Dice que eso no tiene ningún interés. Las discusiones nunca pasan por lo verdadero y lo falso, pasan por: ?eso tiene algún interés o es una banalidad? Un loco no es una cuestión de hecho, es también una cuestión de derecho. No es alguien que dice cosas falsas. Hay montones de matemáticos que inventan teorías completamente locas. ?Por qué son locas? No porque sean falsas o contradictorias; por ejemplo, para las proposiciones desprovistas de todo interés, ellas se determinan porque manejan un enorme aparato conceptual matemático.
Kant le diría a Leibniz que eso no tiene ningún interés, que lo que cuenta sobre las dos manos con sus diferencias de poros se puede concebir quid juris, de derecho, y no de hecho, usted puede concebir dos manos que pertenecen a la misma persona, teniendo exactamente la misma distribución de poros, los mismos rasgos. Eso no es lógicamente contradictorio, aún si no existe de hecho. Pero, dice Kant, hay algo muy curioso: por lejos que usted lleve su análisis, esas dos manos son idénticas, ahora bien, hay que aceptar que no son superponibles. Es una famosa paradoja, la paradoja de los objetos simétricos no superponibles. Tiene usted dos manos absolutamente idénticas, usted las corta para tener un grado de movilidad radical. Usted no puede hacerlas coincidir, no puede superponerlas. ?Por qué? No puede superponerlas, dice Kant, porque hay una derecha y una izquierda. Pueden ser idénticas para el resto, pero hay una que es la mano derecha y otra que es la izquierda. Eso quiere decir que hay una determinación espacial irreductible al orden del concepto. El concepto de las dos manos puede ser estrictamente idéntico, pero por lejos que se lleve el análisis, habrá una que esté a mi derecha y una que esté a mi izquierda. Usted no puede superponerlas. ?A condición de qué, puede usted superponer dos figuras? A condición de disponer de una dimensión suplementaria a la de las figuras... es porque hay una tercera dimensión del espacio que podemos superponer dos figuras planas. Dos volúmenes, usted podría hacerlos superponerse si dispusiera de una cuarta dimensión. Hay una irreductibilidad de orden del orden del espacio. Igual para el tiempo: hay una irreductibilidad del orden del tiempo. Entonces, por lejos que se lleve el análisis de las diferencias conceptuales, un orden de diferencia permanece siempre exterior a los conceptos y a las diferencias conceptuales, será el de las diferencias espacio-temporales.

?Kant se ha convertido en el más fuerte? Volvamos a la línea recta. La idea de la síntesis, apercibiremos que no era cuestión de palabras con Leibniz. Si permanecemos en la diferencia análisis-síntesis, no tenemos el medio de saberlo.
Estamos encontrando en qué se trataba de algo distinto a una discusión de palabras. Kant dirá: por lejos que usted vaya en el análisis, tendrá un orden irreductible del tiempo y del espacio, irreductible al orden del concepto. En otros términos, el espacio y el tiempo no son conceptos. Hay dos tipos de determinaciones: las determinaciones de conceptos y las determinaciones espacio-temporales. ?Qué quiere decir Kant cuando dice que "la línea recta es el más corto camino de un punto a otro" es una proposición sintética? Quiere decir esto: línea recta es una determinación conceptual, pero el más corto camino de un punto a otro, no es una determinación conceptual, es una determinación espacio-temporal. Las dos son irreductibles, nunca se podrá deducir la una de la otra. Hay una síntesis entre las dos.
Y ?qué es conocer? Conocer es hacer la síntesis de las determinaciones conceptuales y de las determinaciones espacio-temporales. He aquí como él está arrancando el espacio y el tiempo al concepto, al concepto lógico. ?Es por azar que a esta operación, le dará el nombre de Estética? Aún al nivel más grosero de la estética, en la expresión más conocida: la teoría del arte, ?esta liberación del espacio y del tiempo con relación a los conceptos lógicos, no estará en la base de cualquier disciplina llamada estética?
Veamos cómo, ahora a ese segundo nivel, cómo define Kant la síntesis. El dirá que la síntesis es el acto por el cual salgo de cualquier concepto para afirmar algo irreductible a los conceptos. Conocer es hacer una síntesis porque es necesariamente salir de cualquier concepto para afirmar algo extra-conceptual. La línea recta: concepto, salgo de ahí, es el más corto camino de un punto a otro, determinación espacio-temporal extra-conceptual. ?Cuál es la diferencia entre esta segunda proposición kantiana y la primera? Miren el progreso que ha hecho Kant; la primera definición de Kant, cuando decía que conocer es operar por síntesis, es emitir proposiciones sintéticas, la primera proposición de Kant se reduce a esto: conocer es salir de un concepto para afirmar de él algo que no estaba contenido en él. Pero a ese nivel no podía saber si tenía razón. Leibniz llegaría y diría que a nombre de un análisis infinito, que siempre estará contenido en el concepto lo que afirmo de un concepto. Segundo nivel más profundo: Kant no nos dice que conocer sea salir de un concepto para afirmar algo que sería como otro concepto, sino que conocer es partir de un concepto para salir de todo concepto, y afirmar algo irreductible al orden del concepto en general. Es una proposición más interesante. Y de nuevo, está sobre el tapete, ?Es decidible? Uno de ellos nos dice que toda diferencia es, en última instancia, conceptual, entonces no se puede afirmar nada de un concepto que salga del orden del concepto en general; el otro nos dice que hay dos tipos de diferencias, las diferencias conceptuales y las diferencias espacio-temporales; así conocer es necesariamente salir del concepto para afirmar algo irreductible a todo concepto en general, a saber algo que concierne al espacio y al tiempo.

En este punto, apercibimos que no hemos salido de todo esto porque apercibimos que Kant, como quien no quiere la cosa, y no estaba obligado a decirlo, más aún él podría decirlo cien páginas después, Kant no puede sostener la proposición que acaba de plantear sobre la irreductibilidad de las determinaciones espacio-temporales con relación a las determinaciones conceptuales, él solo puede afirmar esta irreductibilidad porque ha dado un golpe de fuerza. Para que su proposición tuviera un sentido, él necesitaba que hubiese cambiado radicalmente la definición tradicional del espacio y el tiempo. Espero que para ustedes se vuelva más sensible. Da toda una nueva determinación del espacio y del tiempo. ?Qué quiere decir eso? En la oposición Kant-Leibniz, llegamos a un tercer escalón. Esta oposición no tendría ningún interés si no vemos que las proposiciones leibnicianas y las proposiciones kantianas se distribuyen en dos espacio-tiempos de hecho diferentes. En otros términos, no es el mismo espacio-tiempo del que Leibniz decía: Todas esas determinaciones de espacio y de tiempo son reducibles a las determinaciones conceptuales, y ese otro espacio-tiempo del que Kant nos dice que las determinaciones de espacio-tiempo son absolutamente irreducibles al orden del concepto. Habría que mostrar eso de una manera sencilla; es un momento en el que el pensamiento vacila.

Durante mucho, muchísimo tiempo, el espacio ha sido definido, de cierta manera, como el orden de las coexistencias. El orden de las coexistencias o de las simultaneidades. Y el tiempo ha sido definido como el orden de las sucesiones. Ahora bien ?es por azar que Leibniz, que sostiene esta concepción muy antigua, la lleve a su termino, hasta una especie de formulación absoluta? Leibniz añade, y lo hace formalmente: el espacio es el orden de coexistencias posibles y el tiempo es el orden de sucesiones posibles. ?Por qué es al añadir "posible" qué la lleva a lo absoluto? Porque eso remite a su teoría de la composibilidad y del mundo. Entonces el captura la vieja concepción del espacio y del tiempo, y se sirve de ella para su propio sistema. A primera vista este parece un mal paso, en efecto es muy delicado cuando se me dice defina el espacio, defina el tiempo, si yo como de manera refleja digo que el tiempo es del orden de las sucesiones y el espacio es del orden de las coexistencias, entonces es un asunto de poca monta. ?Qué es lo que le molesta a Kant? En páginas muy bellas, dice, Kant dice, que eso no es así, dice que de una parte, no puedo definir el espacio por el orden de coexistencias, y de otra parte no puedo definir el tiempo por el orden de sucesiones. ?Por qué? Porque "coexistencias", después de todo pertenece al tiempo. Coexistencia quiere decir, literalmente, al mismo tiempo. En otros términos es un modo del tiempo. El tiempo es una forma en la cual pasa no solo lo que se sucede, sino lo que es al mismo tiempo. En otros términos, la coexistencia y la simultaneidad son un modo del tiempo.

Mucho tiempo después habrá una teoría muy famosa que es la de la simultaneidad, en la cual uno de los aspectos fundamentales será pensar la simultaneidad en términos de tiempo, no digo que Kant haya inventado la relatividad, digo que una formula de este tipo, en lo que tiene para nosotros de comprensible, no habría sido comprensible si no hubiese estado Kant unos siglos antes. Kant es el primero en decirnos que la simultaneidad no pertenece al espacio sino que pertenece al tiempo.
Es una revolución en el orden de los conceptos. En otros términos, Kant dirá que el tiempo tiene tres modos: lo que dura a través de el: es lo que se llama la permanencia, lo que sucede en el: es lo que se llama la sucesión, y lo que coexiste en el: es lo que se llama la simultaneidad o coexistencia.
No puedo definir el tiempo por el orden de sucesiones, pues la sucesión es solo un modo del tiempo, y no tengo ninguna razón para privilegiar ese modo sobre los otros. Y al mismo tiempo concluye: no puedo definir el espacio por el orden de coexistencias pues la coexistencia no pertenece al espacio.
Si Kant hubiese sostenido la definición clásica del tiempo y del espacio, orden de las coexistencias y de las sucesiones, no habría podido, o al menos no tendría ningún interés, él no habría podido criticar a Leibniz, pues si defino el espacio por el orden de coexistencias y el tiempo por el orden de sucesiones, es obvio, entonces que el espacio y el tiempo remitan, el última instancia, a lo que sucede y a lo que coexiste, es decir a algo enunciable en el orden del concepto. No hay, entonces, diferencia entre las diferencias espacio-temporales y las diferencias conceptuales. En efecto el orden de las sucesiones recibe su razón de ser de lo que se sucede, el orden de las coexistencias recibe su razón de ser de lo que coexiste. En ese momento la diferencia conceptual es la última palabra, sobre todas las diferencias. Kant no podía romper con las concepciones clásicas, llevadas por Leibniz al absoluto, si no nos propusiera otra concepción del espacio y del tiempo. Esta concepción es la más insólita y la más familiar. ?Qué es el espacio? El espacio es una forma. Eso quiere decir que no es una substancia y que no remite a las substancias. Cuando digo que el espacio es el orden de las coexistencias posibles, el orden de las coexistencias posibles se explica en última instancia por las cosas que coexisten. En otras palabras, el orden espacial debe encontrar su razón en el orden de las cosas que llenan el espacio.

Cuando Kant dice que el espacio es una forma, es decir no es una substancia, eso quiere decir que no remite a las cosas que lo llenan. ?Cómo habría que definir esta forma? Nos dice que es la forma de la exterioridad. Es la forma bajo la cual nos llega todo lo que es exterior a nosotros, de acuerdo, pero ?no es más que eso? También es la forma bajo la cual llega todo lo que es exterior a si mismo. Ahí puede, él, rehacer un salto en la tradición. La tradición había definido el espacio como partes extra partes, una parte del espacio es exterior a otra. Pero lo que era solo un carácter del espacio, Kant lo toma para hacerlo la esencia del espacio. El espacio es la forma de exterioridad, es decir la forma bajo la cual nos llega lo que nos es exterior, y llega lo que permanece exterior a sí mismo. Si no hubiese espacio, no habría exterioridad.

Saltemos al tiempo. Kant nos dará la definición simétrica, nos plantea que el tiempo será forma de interioridad. ?Que quiere decir? primero que es la forma de lo que nos llega del interior, del interior en nosotros. Pero ?simplemente quiere decir eso? Las cosas son en el tiempo, eso implica que tienen una interioridad. El tiempo es la manera como la cosa es interior a sí misma.
Si saltamos y hacemos aproximaciones, mas tarde habrá filosofías del tiempo, y más aún el tiempo devendrá el principal problema de la filosofía. Durante mucho tiempo no había sido así. Si ustedes toman la filosofía clásica, seguramente que había filósofos que se interesaban mucho por el problema del tiempo, pero ellos parecían insólitos. Por eso siempre se saltan las páginas llamadas inolvidables de San Agustín sobre el tiempo. El problema principal de la filosofía clásica es el problema de lo extenso, y principalmente cual es la relación entre el pensamiento y lo extenso, una vez dicho que el pensamiento no es lo extenso.
Y es bien sabido que la filosofía clásica atribuye una gran importancia al problema correspondiente, la unión del pensamiento y de lo extenso, bajo la relación particular de la unión del alma y del cuerpo. Es entonces la relación del pensamiento con eso que parece lo más opaco en el pensamiento, a saber lo extenso.
De cierta manera algunos hacen partir la filosofía moderna de una especie de cambio de problemática, en la cual el pensamiento ahora afronta el tiempo y ya no lo extenso. El problema de la relación del pensamiento y el tiempo ha sacudido continuamente a la filosofía. Es como si la cosa que verdaderamente afrontara el pensamiento fuera la forma del tiempo y no la forma del espacio.

Kant ha hecho esta especie de revolución: arrancar el espacio y el tiempo del orden del concepto porque ha dado del espacio y del tiempo dos determinaciones absolutamente nuevas: forma de exterioridad y forma de interioridad. Leibniz esta al final del siglo XVII, e inicios del XVIII, Kant es el siglo XVIII. No hay mucho tiempo entre ellos. ?Que pasa? Hay que hacer intervenir todo: mutaciones científicas, la ciencia llamada newtoniana, los asuntos políticos. No podemos creer que cuando hay un cambio tan radical en el orden de los conceptos no haya pasado nada socialmente. Pasa, entre otras, la revolución francesa, ?ha implicado otro espacio-tiempo? No sabemos. Hay mutaciones de la vida cotidiana, que el orden de los conceptos filosóficos expresa a su manera, aún si se adelanta.
Una vez más, hemos partido de una primera oposición Leibniz-Kant y hemos dicho que es indecidible. No puedo decidir entre la proposición "toda proposición es analítica", y otra proposición donde el conocimiento procede por proposiciones sintéticas. Habría que retroceder. Primer retroceso, hay de nuevo dos proposiciones antitéticas: toda determinación es, en última instancia, conceptual, y la proposición kantiana: hay determinaciones espacio-temporales irreductibles al orden del concepto. Habría aún que retroceder para descubrir una especie de presupuesto, a saber la oposición Leibniz-Kant solo vale en la medida en que se considera que el espacio y el tiempo ya no son definidos de la misma manera. Curiosa esta idea de que el espacio es lo que nos abre al afuera, un clásico nunca diría esto. Es una relación existencial con el espacio. El espacio es la forma de lo que nos viene de afuera.
Si, por ejemplo, busco la relación entre poesía y filosofía, ?que implica? Implica un espacio abierto. Si ustedes definen el espacio como un medio de exterioridad, es un espacio abierto, no un espacio encerrado. El espacio leibniciano es un espacio encerrado, del orden de las coexistencias. La forma de Kant es una forma que nos abre, que nos abre a x, es la forma de las erupciones. Es un espacio romántico. Es un espacio estético puesto que se ha liberado del orden lógico del concepto, es un espacio romántico pues es el espacio de las irrupciones, es el espacio de lo abierto.

Y cuando ustedes ven en filósofos más bien tardíos, como Heidegger, una especie de gran canto al tema de lo abierto, ven como Heidegger se reclama de Rilke que debe esta noción de lo Abierto al romanticismo alemán. Entonces comprenden mejor porque Heidegger experimenta la necesidad de escribir un libro sobre Kant. El valorizará a fondo el tema de lo Abierto. Al mismo tiempo que los poetas lo inventan como valor rítmico o valor estético; los sabios lo inventan como especie científica.
En el punto en el que estoy, es muy difícil decir quien fracasa y quien tiene la razón. Quisiéramos decir que Kant nos corresponde mejor. Va mejor con nuestra manera de ser en el espacio, el espacio es mi forma de lo abierto. ?Se puede decir que Leibniz ha sido superado? No es tan simple.
Un cuarto punto. Quizá es en la punta extrema de lo que es nuevo que, en filosofía, se hace lo que se llama un retorno a. Después de todo no corresponde nunca a un autor ir el mismo hasta el límite. Kant no es quien va hasta el límite de Kant, estarán los post-kantianos que serán los grandes filósofos de lo romántico alemán. Son ellos los que, a fuerza de llevar a Kant hasta el límite, experimentan esta cosa extraña: hacer un retorno a Leibniz

(fin de la cinta)...

Busco los cambios profundos que la filosofía kantiana entraña, a la vez con relación a la filosofía llamada clásica y con relación a la filosofía de Leibniz. Hemos visto un primer cambio concerniente al espacio-tiempo. Hay un segundo cambio concerniente esta vez al concepto de fenómeno. Vamos a ver de donde se desprende. Durante mucho tiempo el fenómeno ?se opone a qué y qué quiere decir? Frecuentemente se traduce fenómeno por apariencia. Las apariencias. Y las apariencias son, pongamos, lo sensible. La apariencia sensible. Y ?de qué se distingue la apariencia? Forma un doblete, forma una pareja con la noción correlativa de esencia. La apariencia se opone a la esencia. Y el platonismo desarrollará una dualidad de la esencia y la apariencia, de las apariencias sensibles y las esencias inteligibles. Saldrá entonces una celebre concepción: la concepción de dos mundos. Hay dos mundos: ?el mundo sensible y el mundo inteligible? ?por nuestro cuerpo y nuestros sentidos somos prisioneros de un mundo de apariencias?

Kant emplea la palabra fenómeno, y el lector tiene la impresión de que cuando intenta poner la vieja noción de apariencia bajo la palabra kantiana, ya no funciona. ?No hay aquí, al nivel del fenómeno, una revolución tan importante como la del tiempo y el espacio? Cuando Kant emplea la palabra fenómeno, la carga con un sentido todavía más violento: no es la apariencia la que nos separa de la esencia, es la aparición. Lo que aparece en tanto que esto aparece. El fenómeno en Kant, no es la apariencia, es la aparición. La aparición es la manifestación de lo que aparece en tanto que aparece. ?Por qué está inmediatamente ligado a la revolución precedente? Porque cuando yo digo que lo que aparece en tanto que aparece, ?qué quiere decir en tanto que? Quiere decir que lo que aparece, aparece necesariamente en el espacio y en el tiempo. Esto se suelda inmediatamente a las tesis precedentes. Fenómeno quiere decir: lo que aparece en el espacio y en el tiempo. No quiere decir la apariencia sensible, quiere decir la aparición espacio-temporal. ?Qué muestra hasta que punto no es la misma cosa? Si busco el doblete con el que está en relación la aparición, vemos que apariencia está en relación con la esencia, al punto que hay dos mundos, el mundo de las apariencias y el mundo de las esencias. Pero aparición, ?con qué está en relación? Aparición está en relación con condición. Algo que aparece, aparece bajo las condiciones que son las condiciones de su aparición. Las condiciones son el hacer aparecer de la aparición. Son las condiciones bajo las cuales lo que aparece, aparece. La aparición remite a las condiciones de la aparición, mientras que la apariencia remite a la esencia. Otros dirán que la aparición remite al sentido. El doblete es: aparición y sentido de la aparición. El fenómeno ya no es pensado con una apariencia con relación a su esencia, sino como una aparición con relación a su condición o su sentido. Un nuevo trueno: solo hay un mundo constituido por lo que aparece y el sentido de lo que aparece. Lo que aparece no remite a las esencias que estarían detrás de la apariencia, lo que aparece remite a las condiciones que condicionan la aparición de lo que aparece. La esencia deja su lugar al sentido. El concepto ya no es la esencia de la cosa, es el sentido de la aparición. Comprendan que es todo un nuevo concepto en filosofía de donde partirá la determinación de la filosofía bajo el nombre de una nueva disciplina, a saber la fenomenología. La fenomenología será la disciplina que considera los fenómenos como apariciones, remitiendolos a las condiciones o a un sentido, en lugar de considerarlos como las apariencias remitiendo a las esencias. La fenomenología tomará tantos sentidos como ustedes quieran pero tendrá, al menos, está unidad, a saber su primer gran momento será con Kant, que pretende hacer una fenomenología, precisamente porque ha cambiado la concepción del fenómeno, lo ha hecho objeto de una fenomenología en lugar de hacerlo objeto de una disciplina de las apariencias. El primer gran momento en que la fenomenología se desarrollará como disciplina autónoma sera con Hegel que titulará "Fenomenología del Espíritu" a un celebre texto. Ahora bien, la palabra es insólita. Siendo "La fenomenología del Espíritu" precisamente el gran libro que anuncia la desaparición de los dos mundos, ya no hay más que un mundo. La formula de Hegel es: detrás de la cortina no hay nada que ver.

Filosóficamente eso quiere decir que el fenómeno no es una apariencia detrás de la cual estaría la esencia, el fenómeno es una aparición que remite a las condiciones de su aparición. Solo hay un mundo. En ese momento la filosofía rompe sus últimas ataduras con la teología. El segundo momento de la fenomenología será el momento de Husserl que renovará la fenomenología por una teoría de la aparición y del sentido. Inventará una forma de lógica propia a la fenomenología. Evidentemente las cosas son más complejas.
Yo les propongo un esquema extremadamente simple: Kant es quien rompe con la simple oposición de la apariencia y de la esencia para fundar una correlación aparición-condiciones de la aparición, o aparición-sentido. Pero es muy difícil separarse completamente de algo. Kant conservará algo de la vieja oposición. En él hay algo muy curioso que es la distinción del fenómeno y la cosa en sí. Fenómeno-cosa en sí, en Kant, eso conserva algo de la vieja apariencia. Pero el aspecto verdaderamente nuevo en Kant es la conversión en otra paraje de nociones, aparición-condiciones de la aparición. Y la cosa en sí no es una condición de aparición, es algo completamente diferente. Y, segunda corrección, de Platón a Leibniz se nos decía simplemente que hay apariencias y esencias. Más aún, ya en Platón aparecía una noción muy curiosa que él llamaba la apariencia bien fundada, es decir que se nos esconde la esencia, pero de cierta manera la apariencia la expresa también. La relación entre la apariencia y la esencia es una relación muy compleja que Leibniz intentará llevar en una dirección muy curiosa, a saber: el hará para esta una teoría de la simbolización. La teoría leibniciana de la simbolización prepara singularmente la revolución kantiana. El fenómeno simboliza con la esencia. Esa relación de simbolización ya no es una relación de la apariencia con la esencia. Trato de continuar... Nueva conmoción al nivel de la concepción del fenómeno. Vean ustedes como se encadena enseguida con la conmoción del espacio-tiempo. En fin una conmoción fundamental al nivel de la subjetividad.

También esta es una historia rara. ?Cuando nace esta noción de subjetividad? Leibniz lleva hasta el límite, por los caminos del genio y del delirio, los presupuestos de la filosofía clásica. En un punto de vista como el de Leibniz, no se tiene mucho que elegir. Son filosofías de la creación. ?Qué quiere decir una filosofía de la creación? Son las filosofías que tiene con la teología una cierta alianza, al punto que aún los ateos, por ateos que sean, pasarán por Dios. Y esto no se juega al nivel de la palabra, evidentemente. Tenían esta alianza con la teología que hacía que ellos partieran de Dios de cierta manera. Es decir que su punto de vista es fundamentalmente creacionista. Y aún los filósofos que hacen algo diferente al creacionismo, es decir que no se interesan o que reemplazan el concepto de creación por otra cosa, es en función del concepto de creación que luchan contra la creación. De todas maneras, de lo que parten es del infinito. Los filósofos tenían una manera inocente de pensar a partir del infinito, y el infinito se lo daban. Había infinito. Había infinito por todas partes, en Dios y en el mundo. Eso les permitía hacer cosas como el análisis infinitesimal. Una manera inocente de pensar a partir del infinito eso quiere decir un mundo de la creación. Podían ir muy lejos, pero no hasta el límite: la subjetividad. Para plantear esta dirección era necesario otro conjunto. ?Por qué no pueden ir hasta el límite de un descubrimiento de la subjetividad, aunque van muy lejos? Descartes inventa un concepto, el famoso pienso entonces soy. A saber el descubrimiento de la subjetividad o de un sujeto pensante. el descubrimiento de que el pensamiento remite a un sujeto. La idea de un sujeto pensante, un griego no habría comprendido de que se le habla. Leibniz no lo olvidará, hay una subjetividad leibniciana. Y generalmente se define la filosofía moderna por el descubrimiento de la subjetividad. Ellos no pueden ir hasta el límite del descubrimiento de la subjetividad por una razón muy simple, es que esta subjetividad, por lejos que hayan ido en sus exploraciones, no puede ser planteada como creada, precisamente porque ellos tienen una manera inocente de pensar a partir del infinito.

El sujeto pensante, como sujeto finito solo puede ser pensado como creado, creado por Dios. ?Qué quiere decir: El pensamiento relacionado con el sujeto solo puede ser pensado como creado? Eso quiere decir que el sujeto pensante es substancia, es una cosa. Res. No es una cosa extensa, como lo dice Descartes, es una cosa pensante. Es una cosa inextensa, pero es una cosa, es una substancia, y tiene el estatuto de las cosas creadas, es una cosa creada, una substancia creada. ?Eso los bloquea? Me dirán que no es difícil, solo tienen que poner el sujeto pensante en el lugar de Dios, pero permutar los lugares no tiene interés. En tal caso habría que hablar de un sujeto pensante infinito con relación al cual los sujetos pensantes finitos serían ellos mismos substancias creadas. No ganaríamos nada. Entonces su fuerza, a saber: esta manera inocente de pensar en función de lo infinito, los lleva hasta las puertas de la subjetividad y les impide franquear esta puerta.
?En qué consiste la ruptura de Kant con Descartes? ?Cuál es la diferencia entre el cogito kantiano y el cogito cartesiano? En Kant el sujeto pensante no es una substancia, no está determinado como cosa pensante. Es pura forma, forma de la aparición de todo lo que aparece. En otros términos, es la condición de aparición de todo lo que aparece en el espacio y en el tiempo.

Nuevo trueno. Kant se empeña en encontrar una nueva relación del pensamiento con el espacio y el tiempo. Pura forma, forma vacía, entonces Kant deviene esplendido: dice del "yo pienso" que es el pensamiento más pobre. Simplemente es la condición de todo pensamiento de algo. Pienso es la condición de todo pensamiento de algo que aparece en el espacio y en el tiempo, pero el mismo es una forma vacía que condiciona toda aparición. Esto se vuelve un mundo muy severo, un mundo desértico. Crece el desierto. Lo que ha desaparecido es el mundo habitado por lo divino, por lo infinito, ha devenido el mundo de los hombres. Lo que ha desaparecido es el problema de la creación y en su lugar aparece otro problema que va a ser el problema del romanticismo, a saber: el problema del fundamento. El problema del fundamento o de la fundación. Ahora se hace un pensamiento astuto, puritano, desértico, que se pregunta, una vez dicho que el mundo existe y que aparece, ?cómo fundarlo? La cuestión de la creación es expulsada, ahora llega el problema del fundamento. Si hay verdaderamente un filósofo que ha sostenido el discurso de Dios, es Leibniz. Ahora el modelo del filósofo ha devenido el héroe, el héroe fundador. Es el que funda en un mundo existente, no es el que crea el mundo.

Lo que es fundador es lo que condiciona la condición de lo que aparece en el espacio y en el tiempo. Ahí todo está ligado. Cambio en la noción de espacio-tiempo, cambio en la noción de sujeto. El sujeto pensante como pura forma no será más que el acto de fundar el mundo tal como aparece y el conocimiento del mundo tal como aparece. Es toda una nueva empresa. Hace un año yo había intentado distinguir el artista clásico y el artista romántico. El clásico y el barroco son dos polos de la misma empresa. Yo decía que el artista clásico es aquel que organiza los medios y que, de cierta manera está en la situación de Dios, es la creación. El artista clásico recomienza siempre la creación, organizando los medios, y sin dejar de pasar de un medio a otro. Pasa del aire a la tierra, separa la tierra y las aguas. Exactamente la tarea de Dios en la creación. Le hacen a Dios una especie de apuesta: van a hacer otro tanto, ese es el artista clásico. El romántico, a primera vista, sería menos loco, su problema es el del fundamento, ya no el del mundo, es el de la tierra, ya no es el del medio, es el del territorio. Salir del territorio para encontrar el centro de la tierra, eso es fundar. El artista romántico ha renunciado a crear porque tiene una tarea más heroica, y esta tarea heroica es la fundación. Ya no es la creación y el medio, es: abandono mi territorio. Empedocles. El fundamento está en el sin fondo. Toda la filosofía post-kantiana de Schelling se hará alrededor de esta especie de concepto copioso donde el fondo, el fundamento, es el sin fondo. El lied es eso, es el trazo de un territorio frecuentado por el héroe, y del que el héroe se va, parte para el centro de la tierra, el desierto. El canto de la tierra. Malher. La oposición sostenida entre la cancioncilla del territorio y el canto de la tierra.

Este doblete musical territorio-tierra, es el correspondiente exacto de lo que es en filosofía el fenómeno de la aparición y las condiciones de la aparición. ?Por qué abandonan el punto de vista de la creación?
?Porque el héroe no es alguien que crea sino alguien que funda, y por qué no es la última palabra? Si ha habido un momento en el que el pensamiento occidental ha estado un poco cansado de tomarse por Dios y de pensar en términos de creación, es necesario que el germen este hay. ?Nos conviene todavía la imagen del pensamiento heroico? Todo eso ha terminado. Comprendan la enorme importancia de esta sustitución de la forma del yo a la substancia pensante. la substancia pensante era todavía el punto de vista de Dios, es una substancia finita, pero creada en función de lo infinito, creada por Dios.
Mientras que cuando Kant nos dice que el sujeto pensante no es una cosa (él lo entiende como una cosa creada), sino que es una forma que condiciona la aparición de todo lo que aparece en el espacio y en el tiempo, es decir que es la forma del fundamento. ?Qué está haciendo? Erige el yo finito como primer principio.
Es pavoroso hacer esto. La historia de Kant depende mucho de la reforma. El yo finito es el verdadero fundamento. He aquí que la finitud deviene el primer principio. Para los clásicos, la finitud es una consecuencia, es la limitación de algo infinito. El mundo creado es finito, nos dirán los clásicos, porque es limitado. El yo finito funda el mundo y el conocimiento del mundo porque el yo finito es el mismo el fundamento constituyente de lo que aparece. En otros términos, es la finitud la que es el fundamento del mundo. Las relaciones de lo infinito y lo finito vacilan completamente. ya lo finito no sera una limitación de lo infinito, lo infinito será un ir más allá de lo finito. Ahora bien pertenece a lo finito ir más allá de sí mismo. La noción de auto-ir-más-alla comienza a formarse en filosofía. Atravesará a todo Hegel, llegará hasta Nietzsche. Lo infinito ya no es separable de un acto de ir más alla de la finitud pues solo la finitud puede ir más alla de sí misma.

Todo lo que se llama dialéctica y la operación del infinito se trasforma, el infinito deviniendo y devenido el acto por el cual la finitud va más allá constituyendose en fundamento del mundo. He aquí que lo infinito esta subordinado al acto de lo finito.
?Qué es lo que mana? Fichte tiene una página ejemplar para esta polémica de Kant con Leibniz. Fichte nos dice: puedo decir A es A, pero es solo una proposición hipotética. ?Por qué? Porque ella sub-entiende un "si hay A". Si A es, A es A, pero si no hay A no es A. Es muy interesante porque está destituyendo el principio de identidad. Dice que el principio de identidad es una regla hipotética. Entonces lanza su gran tema: ir más allá del juicio hipotético hacia lo que llama el juicio tético. Ir más allá de la hipótesis hacia la tesis. ?Por qué A es A, si A es? Bien, porque finalmente la proposición A es A no es un último o un primer principio. Remite a algo más profundo, a saber: que habría que decir que A es A porque es pensado. A saber: lo que funda la identidad de las cosas pensadas, es la identidad del sujeto pensante. Ahora bien, la identidad del sujeto pensante es la identidad del yo finito. Entonces el primer principio no es A es A, es yo igual yo. La filosofía alemana atestará sus libros con la formula mágica: yo igual yo. ?Por qué es tan rara esta formula? Es una identidad sintética porque yo igual yo marca la identidad del yo que se piensa como condición de todo lo que aparecía en el espacio y en el tiempo, y ?? que aparece en el espacio y en el tiempo mismo. Hay ahí una síntesis que es la síntesis de la finitud, a saber: el sujeto pensante, primer yo, forma de todo lo que aparece en el espacio y en el tiempo, debe igualmente aparecer en el espacio y en el tiempo, sea yo igual yo. He aquí la identidad sintética del yo finito que reemplaza la identidad analítica infinita de Dios.

Termino sobre dos cosas: ?que puede querer decir ser leibniciano hoy? ?Crea Kant absolutamente una especie de conjunto conceptual radicalmente nuevo? ?Son coordenadas conceptuales filosóficas de hecho nuevas?
Pero en el caso de esas coordenadas, Kant, en un sentido completamente renovado, pero eso que él saca a la luz está lleno de cosas que no están elucidadas. Ejemplo: que relación exacta hay entre la condición del fenómeno y el mismo en tanto que aparece.
Retomemoslo. El yo pensante, el yo finito, condicionado, funda la aparición del fenómeno. El fenómeno aparece en el espacio y en el tiempo. ?Cómo es posible? ?Qué es esa relación de condicionamiento? En otros términos, el "yo pienso" es una forma del conocimiento que condiciona la aparición de todo lo que aparece.
?Cómo es posible, cuál es la relación entre lo condicionado y la condición? La condición es la forma del "yo pienso". Kant esta fastidiado, dice que es un hecho de razón. El que había reclamado tanto que la cuestión fuese elevada al estado de quid juris, he aquí que invoca lo que él mismo llama un factum: el yo finito es tan constituido como lo que aparece para él, lo que le aparece, es conforme a tales condiciones de la aparición que el determina su pensamiento. Kant dirá que ese acuerdo de lo condicionado y de la condición es lo que solo puede explicarse por una armonía de nuestras facultades, a saber: nuestra sensibilidad pasiva y nuestro pensamiento activo. ?Que hace Kant? es patético, nos está haciendo un Dios en la espalda. ?Qué es lo que garantiza esta armonía? él dirá: la idea de Dios.

?Qué harán los post-kantianos? Los post-kantianos son filósofos que dirán ante todo que Kant es genial, pero no se puede permanecer en una relación exterior de la condición y de lo condicionado, pues si se permanece en esa relación de hecho, a saber: que hay armonía de lo condicionado y de la condición, y es así, se está forzado a resucitar un Dios como garantía de la armonía.
Kant permanece todavía en un punto de vista que es el del condicionamiento exterior, no llega a un verdadero punto de vista de la génesis. Habría que mostrar como las condiciones de aparición son al mismo tiempo los elementos genéticos de lo que aparece. ?Que falta hacer para mostrar eso? Es necesario tomar en serio una de las revoluciones kantianas que Kant dejo de lado, a saber: que lo infinito sea verdaderamente el acto de la finitud en tanto que va más allá de si misma. Kant había dejado de lado eso porque el estaba satisfecho con una reducción de lo infinito a lo indefinido.
Para volver a una concepción fuerte del infinito, pero no a la manera de los clásicos, le es necesario mostrar que el infinito es un infinito en sentido fuerte, pero como tal es el acto de una finitud en tanto que va más allá de si misma, y que yendo más alla de sí misma constituye el mundo de las apariciones. Es sustituir el punto de vista de la condición por el punto de vista de la génesis. Ahora bien, hacer eso es retornar a Leibniz, pero sobre bases diferentes a las de Leibniz. Todos los elementos para hacer una génesis tal como la reclaman los post-kantianos, todos los elementos están virtualmente en Leibniz. La idea de diferencial de la consciencia, sería necesario que en ese momento el "yo pienso" de la consciencia se bañe en un inconsciente, y que haya un inconsciente del pensamiento como tal. Los clásicos para los que solamente Dios va más allá del pensamiento. Kant dirá hay pensamiento como forma del yo finito. Queda por asignar un inconsciente del pensamiento que contenga los diferenciales de lo que aparece en el pensamiento. En otros términos, que opere la génesis de lo condicionado en función de la condición. Esa será la gran tarea de Fichte, retomada por Hegel sobre otras bases.

Ven ustedes, entonces, que ellos pueden, al limite, encontrar a todo Leibniz. ?Y nosotros? Así han pasado las cosas. Defino entonces la filosofía como la actividad que consiste en crear conceptos. Crear conceptos es tan creador como el arte. Pero, como todas las cosas, la creación de conceptos se hace en correspondencia con otros modos de creación. En que sentido se tiene necesidad de conceptos. Es una existencia material. Los conceptos son bestias espirituales. ?Cómo se hacen estas especies de llamados a los conceptos? Los viejos conceptos servirán a condición de ser retomados en nuevas coordenadas conceptuales. Hay una sensibilidad filosófica, es el arte de evaluar la consistencia de un conjunto de conceptos. ?Funciona? ?Cómo funciona? La filosofía no tiene una historia separada del resto. Nada, nadie es superado. No somos superados en lo que creemos. Por definición siempre somos superados en lo que no creemos. ?Qué pasa en nuestra filosofía contemporánea? Creo que el filósofo ha dejado de tomarse por un héroe fundador, a la manera romántica. Lo que ha sido fundamental en lo que se puede llamar, a grosso modo, nuestra modernidad, ha sido esta especie de fracaso del romanticismo por nuestra cuenta. Hordërlin y Novalis no funcionan ya para nosotros o, para nosotros, solo funcionan en el marco de nuestras nuevas coordenadas. Se ha dejado de tomarlos por héroes. El modelo del filósofo y del artista ya no es Dios en cuanto se propone crear el equivalente de un mundo, ya no es el héroe en cuanto se propone fundar un mundo, ha devenido otra cosa. Hay un pequeño texto de Paul Klee donde el intenta decir como ve su diferencia con los pintores precedentes. Ya no podemos ir al motivo. Hay una especie de flujo continuo y ese flujo tiene torsiones. Después el flujo no pasa ya por ahí. Las coordenadas de la pintura han cambiado.

Leibniz es el análisis infinito, Kant es la gran síntesis de la finitud. Supongamos que hoy estamos en la edad del sintetizador, es otra cosa.